En el ser humano, enfermedades, marcas o lesiones, están atravesadas por lenguaje, cultura y época. Las problemáticas “del que habla” –y es hablado desde antes de su concepción– no encuentran en la escala zoológica correlato sustancial en términos de –por ejemplo–: hipertiroidismo, hipertensión, alergias, migrañas, colon irritable, úlceras, etc., etc. Nos interesa la posibilidad de incidencia que un análisis tenga en conmover la posición subjetiva de un sujeto e intentar resolver lo que las vías sintomáticas propician.
Georg Groddeck –de notable intercambio epistolar con Freud y gran amigo de Ferenczi, precursor del concepto de “Ello” e iniciático en la “medicina psicosomática” (el primero en aplicar el psicoanálisis a problemas orgánicos, accidentes y fracturas)–, sostenía que el cuerpo encarna a la psique. En “Las primeras 32 conferencias psicoanalíticas para enfermos”, decía cosas de este tenor: “Muchísimas enfermedades se originan en la vergüenza ante la idea: ‘interiormente soy un criminal monstruoso. Si alguien sospechara lo que soy, ya no querría tener nada conmigo’. Este gusano que carcome la conciencia es una de las fuentes más frecuentes de enfermedad” (7/3/1917).
Por supuesto que, entre múltiples factores intervinientes, el sentido del enfermar excede etiquetas genéricas y lo pensamos –siempre a partir de lo singular–, en cada sujeto. De ahí que nos interroguemos acerca de: ¿Qué gramáticas y qué lógicas “escriben” el cuerpo? ¿Qué engranajes inconscientes sugiere un cuerpo que ha perdido su “equilibrio” en un punto o de conjunto? ¿Es viable que la palabra “cure” lo que el lenguaje mordió? ¿Hay un real inasible que cuando estalla en el cuerpo es refractario a significaciones y abordajes como ocurre en el descontrol autoinmune? ¿Un cuerpo que “habla” lo que la pulsión calla? ¿Cuáles son los límites de la interpretación? ¿Se puede hablar de metáfora fallida en un más allá del síntoma, o es terreno anegado por la pulsión de muerte?
Recordaba Winnicott que un niño llevado por su madre al consultorio, se soltó súbitamente de la mano de ella, y acercándose con rapidez le dijo: “Doctor, Doctor, por favor ayúdeme, vengo porque mi mamá se queja de un dolor en mi estómago”. ¿El cuerpo es el Otro? |