El horizonte impulsa a la aventura del camino. A la distancia todo paisaje confluye, se borran las diferencias en una línea y lo que no se ve más allá, se imagina o se niega. Como motor que causa, recuerda al a de Lacan. El horizonte se fundamenta en una ilusión –anida en la vista y no en la aparente unión de cielo y tierra–. Así, la palabra “ideal”, nos refiere –según su acepción y entre otras significaciones– a aquello perteneciente o relativo a la idea, que no existe sino en el pensamiento, un conjunto de ideas o de creencias de alguien...
La necesidad de “formar parte de”, las identificaciones y proyecciones, los valores humanos, la cultura, el mercado, empujan a la edificación del plural.
En el estadio del espejo, lo desmembrado se unifica anticipadamente desde el Otro. Ser miembros de una corriente de pensamiento, de un grupo, alivia del vacío. Ha facilitado pequeñas solidaridades o enormes gestas. Quimeriza con la fantasía del todo inalcanzable, y realza grandezas subjetivas tanto como inspira fatales guerras. Los ideales mueven y escriben la historia.
En su conferencia de Nüremberg (1910) Freud planteaba resistencias al psicoanálisis por su intromisión en lo reprimido del hombre: “... la sociedad no puede responder con solicitud simpática al intransigente desnudamiento de sus prejuicios e insuficiencias; puesto que destruimos ilusiones, se nos reprocha poner en peligro los ideales.”
Auténticos peligros –que se nutren de la caída de ideales altruistas, para erigirse en Ideal– nos habitan en un intento uni-formador y fundamentalista de apagar la diferencia negándola, arrojándola fuera del mapa, al servicio de perpetuar a los actores dominantes. La real imposición del “¡no existís!” o del “¡estás nominado!”. Alienación y descarte. Su correlato: el consumo que consume y desubjetiviza. La globalización del riesgo extremo.
Es verdad, el horizonte está en los ojos –Utopía desde Moro–, pero como brilla la mirada cuando amanece un ideal inclusivo que rescata el lazo social, al otro, al prójimo. Tal vez, estos 100 primeros números de Imago-Agenda den cuenta de este fulgor que va. |