Frecuentemente somos invitados a las instancias de lo desgarrador, a un territorio sin palabras teñido por lo urgente. El ámbito de la consulta sabe del estallido del psiquismo, ante la desesperación por librarse del sufrimiento, y de cómo el tiempo de quien padece se desprende del reloj y se instala en laberintos. Tal vez nadie como Munch haya pintado ese grito.
Lo catastrófico vuelve a ubicar al sujeto en su punto de máxima fragilidad. En muchos casos, las catástrofes naturales empujan la calesita de la historia a un pasado mítico en el cual “tsunami”, terremoto o inundación configuran las siete plagas de un castigo.
O cuando la trama del desastre tiene al Estado como protagonista por acción u omisión –y vale pensar esta última posición como una variante de la primera– (debacle económica, tragedias evitables, represión, guerras, atentados, etc.), se generan y disparan huellas que anegan el camino del sujeto.
La falta de significación configura algo de lo traumático y en la catástrofe se desploma directamente todo el andamiaje simbólico.
Aspectos intramitables de la muerte se disponen a robarle el corazón a la vida –se desa-marra lo pulsional–, cuando crecen pensamientos recurrentes ante las pérdidas, y ese es el espacio para actuar con urgencia. Allí donde se incrementa el síndrome del sobreviviente y prevalece la culpa; allí donde lo que no se resuelve tensa la cadena generacional provocando daños remotos por lo que se esconde hoy bajo la alfombra. Allí donde asoma la melancolización. Tanto para el sujeto como para la sociedad. La incidencia de la acción de numerosos colegas frente a situaciones caóticas es el anclaje simbólico –¿del orden del acontecimiento deleuziano?–, que desde nuestro campo se ofrece para evitar la deriva. Se trata de cómo poner palabras cuando las deshabita un abismo. Y como la repetición reina, es menester intervenir –desde las diversas disciplinas– para prevenir lo que es factible evitar. Decía Einstein: “Nunca pienso en el futuro, llega enseguida”.
Nuestra modesta salida de emergencia, la palabra.
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